Pires clásicos de una mente casi brillante

(primera parte aquí)

Nuestros amigos divisaron tierra, y lo que encontraron en apariencia fue una isla desierta.

E- Bueno, menos mal que te trajiste la torta que te di
A- Muy sutil lo de la servilleta, pero, ¿de dónde se conocían vos y Diegzor?
E- Me lo crucé adentro de la tienda, y él me contó que se te caía la baba por mí, y de la aventura, mientras estábamos en la cola de la rotisería. Ni bien me dieron la tarta, puse en el numerito para hacer fila el mensaje.

A- (....cómo te hiciste el boludo cuando te dije que miraras a la mina caminando por la calle)
D- (cofcofjajajajajacofcofjodeteporbabosocofcof)

Desembarcaron en la isla, con sus pocas pertenencias, e hicieron una estrategia grupal de por dónde iban a empezar a caminar, si bordeando la isla, o adentrándose en la selva.

Decidieron que lo más sensato era bordear por la playa la isla, y ver si veían algo. Pero ese sentimiento de seguridad no duró mucho, ya que habían sido seguidos por mar, y mientras corrían, veían como Walter desembarcaba junto con sus secuaces.

A- Dividámonos, en el peor de los casos sólo capturan a uno, intentemos llegar al otro lado de la isla, yo voy por la izquierda, Elle por la derecha, y vos Diegzor, intentá abrirte paso por la mitad de la isla.
D- Ok, ¿alguien tiene un machete?
A- No, solo traje este bomberito.
D- Ta, bueno, algo es algo.

Diegzor se metió por un camino que fue siguiendo, caminando durante horas. Llegó un momento en el que había caminado horas, y pensó por mero instinto de supervivencia el ir amarrando partes de su remera a los árboles para marcar el camino. Pero después se dio cuenta de que ese rastro no demoraría en ser seguido, y desistió de la idea. Caminó y caminó durante largas e interminables horas, muerto de sed, hasta llegó a pensar que aquéllo no era simplemente una isla, sino que se había adentrado en un continente, y que si seguía así tal vez pudiera caminar por años dentro de la selva sin encontrar jamás una salida.

Se abrió camino con el bomberito durante días, espantando a los bichos a base de espuma, y en el medio de su desesperación, no daba crédito a lo que encontraron sus ojos. "Luces!!", y fue corriendo con lo que quedaba de su fuerza, hacia ellas. Más perplejo quedó cuando se encontró con un quincho de paja, adornado con flamencos rosados de neón, y un cartel que decía "Karaoke".

Se sentó a sus anchas en el bar, pidió café y alojamiento, y pasó unos tres meses allí en la mitad de la selva, trabajando para el filipino que atendía el bar. Después unos inmigrantes holandeses se ofrecieron a llevarlo a su casa, y por allí termina su aventura.

Alexis, por su lado, cuando vio que Diegzor se adentraba en la selva, salió corriendo detrás de Elle, porque de alguna manera le había venido el remordimiento de dejarla ir sola.

Elle por su parte, enfundó su arma, sacó del bolso un perfume y un encendedor para usarlo de lanzallamas. Una persona de lo más segura, que si pudiera no usaría la violencia, pero dadas las circunstancias....no había otra forma de hacer ésto. En eso ve venir a Alexis, y piensa "Éste chico si no se sabe defender es una carga". Él piensa "Pobre, está sola y asustadiza, mejor salgo a acompañarla".

Se ven ambos, pero no cruzan una palabra. Elle lo toma de la mano y se lo lleva de arrastro por la vera boscosa de la playa, cuidando de que no los vean.

Caminan también durante doce horas más o menos, hasta que Alexis se tira en el piso, y dice "No puedo más". Elle se sienta a su lado, ya cansada de tanta persecución, se apoya en el hombro de Alexis.

Él acerca su mejilla a la de ella, se acercan sus labios, él se propone darle un beso....

- Alexiiiiiissss, ¿otra vez te dormiste arriba del teclado?
- Mmmmmmm?
- Dale, que tenés que ir a la facultad, ¿te quedaste en el blog hasta muy tarde?
- Si, mamá ¿no ves que me dormí arriba del teclado?

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