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La tierna edad



Cuando llegamos a lo de mi viejo, mi hermanito de dos anos nos recibió en el living de la casa. Me miró con cara de feliz cumpleaños, y me dijo ¿jugamos? (él dice todo en plural).

Me reí, y le dije que si (eran como las doce de la noche, por lo que debería estar el en la cama, pero me miró con una carita tan dulce, que me compró).

En su cuartito, tiene su camita y al lado un colchón. En ese colchón me senté y me puse a dibujar con él, lunitas, estrellitas. Le enseñé a dibujarse el contorno de la mano con un drypen. Yo le decía “¿dormimos?” “No, jugamos” “Noo, vamos a dormir” “Nooo, no dormimos, jugamos” (todo esto con cara de bandido). Y como sabía que se tenía que ir a dormir, me tiré en ese segundo colchón. Mientras yo me hacía la dormida, en una agarro cositas para jugar, todo salteándome (el colchón es de media plaza, yo estaba hecha cucharita), pero otra vez pasándome por arriba, las volvió a guardar.

De la nada, se acostó en la cama suya, me miró (me llamo un par de veces susurrando “Nes!!!! Neesss!!” que es como me dice), me agarró la mano y cerró los ojitos. Así de la nada. Y se durmió.

Es re adorable.

2 tuvieron la brillante idea de pirar conmigo:

Mi tía Norma (la más chica de los hermanos de mi má) tenía un juego fantástico para los sobrinos latosos: se tiraba en la cama y decía "¿Jugamos a que nos dormíamos?"

9 de 10 veces, los dos pipiolos caíamos, y terminábamos durmiendo siesta.

¿Querés probar?

3 de mayo de 2007, 0:58  

Juajajaja. Esa es buenísima.

3 de mayo de 2007, 12:08  

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