Cuento toda la anécdota entera. Pero que se tenga en cuenta que la pase bárbaro igual.
Camino a la clase de ajedrez, me llama mi hermana a decirme que lo único que había para hacer era ir a la fiesta de veterinaria. Lo que fui pensando el resto del camino era “Queeee bueeenoooo, bailar cumbia ranchera toda la noche, ojalá que me pise un bondi”.
Pasé toda la clase de ajedrez, además de viendo una excelente partida entre Topalov y Kramnik (Topalov de blancas y Kramnik de negras), diciendo que ojalá me lloviera otro plan, porque no tenía motivación para ir a bailar en el medio del barro.
Llego a mi casa, y Vicky me escuchó telequinéticamente, porque le dijeron que había una Fiesta Heineken (que se hace una vez al año), y que era en El Pinar, y si tenía ganas de ir. Poco más me faltó saltar de la silla y empezar los preparativos (comer, duchita, elegir ropa –por lo general no me lleva mucho más de 10 minutos, pero de la felicidad me llevó como una hora-, etc).
Nos decidimos a eso de las 00:30 a ir a buscar la camioneta al Parque Posadas, (o sea, nos íbamos a tomar el 582 para ir para allá, pero el servicio nocturno es como a las 3 AM, por lo que nos tomamos un lindo taxi, el loco no entendía nada de porqué nos bajábamos de un taxi y nos subíamos a la camioneta).
Entonces empezamos a recoger gente, primero por Parque Batlle, Malvín, Carrasco, y después de Carrasco, empezamos a seguir a uno que sabía como llegar. Lo más divertido es que debía estar siguiendo instrucciones de Vane, que la izquierda de ella es la derecha del común de los mortales, y que desde el asiento de atrás te dice “doblá allaaaaaá (y señala el allá)”, y nunca sabes dónde es el allá.
A todo esto, en la rambla “del pinar”, nos comimos harto pozo a 80 km/h, pero no pasó nada, la camioneta (una Lada Niva modelo ruso) (porque hay polaco, ruso y no se si lituano, que son diferentes). En fin, la Ladita es una cosa especial, porque apagas la radio y se prenden las balizas o la calefacción, es medio extraña. Pero que no te deja tirado, y si chocas haces pelota al otro, es lo único que tiene de buena.
En fin, cuando llegamos (todos re ilusionados porque no fuimos a la fiesta de veterinaria), había un montón de autos estacionados (eran más o menos las 2 AM), y creo que entre todas las personas que estaban ahí sumaban 60 años ENTRE TODOS. Y yo y mis 6 amigos sumamos más o menos 120 años. Y ya que estábamos en el pinar, no íbamos a volver para atrás, así que (en el ínterin uno se encontró a otro amigo, y nos consiguió entradas) finalmente entramos.
ERAMOS 10 EN TODO EL PREDIO. Y la música electrónica era Chill Out. Para morirse. Ah, y había mesas con sillas en los flancos de la carpa. Según este amigo de mi amigo, años anteriores había gente jugando al rummy canasta, pero después se iban.
Después en esa carpa nos “echaron” con Ceratti, y fuimos a la que fue la pista de electrónica el resto de la noche. Nos habremos quedado por ahí media hora (mucha mucha electrónica me satura, sobre todo el chill out), y salí un rato para afuera, y que me encuentro: muchísima gente, yendo a la carpa de donde habíamos venido, porque estaban pasando “Provócame” de Chayanne. Si SISISI, CHAYANNE?!?!?!?!?!. Que DJ criminal.
Y ta, ahí me dije “Ta, por lo menos no es la cumbia ranchera de veterinaria, pero parece un casamiento”.
Y nos fuimos a bailar Chayanne, los Vengaboys, Acqua, Madonna “Like a prayer rmx”, entre otras.
Al rato, nos encontramos con otra gente, uno de ellos me tackleó, SISISISI, al mejor estilo rugby, y me decía “pintó tackle”, y todos repetían AAAAHHH PINTO TACKLEEEEE.
Por allá divisamos dos columnas (y gente que saltaba en el medio con arnés, elásticos, y un trampolín), y un toro mecánico (que según me enteré eran los que andaban boyando un tiempo en Kibon, y después en Trouville). Y se me dio a las seis de la matina por saltar en el coso ese (veía como la gente se hacía pelota en el toro, y no me vinieron ganitas, por eso me subí en el otro a dar volteretas).
Así transcurrió la noche, sin más vueltas, y volvíamos cantando a coro desaffinatto por la rambla del pinar la trampa y rata blanca, aparte de escuchar a los pajaritos (literalmente, en la 93.9 FM, a las siete de la mañana, pasan pajaritos por la radio).
Y ta, el sábado hay fiesta en Casablanca, pero me duele todo de nunca hacer ejercicio, así que veremos.
Camino a la clase de ajedrez, me llama mi hermana a decirme que lo único que había para hacer era ir a la fiesta de veterinaria. Lo que fui pensando el resto del camino era “Queeee bueeenoooo, bailar cumbia ranchera toda la noche, ojalá que me pise un bondi”.
Pasé toda la clase de ajedrez, además de viendo una excelente partida entre Topalov y Kramnik (Topalov de blancas y Kramnik de negras), diciendo que ojalá me lloviera otro plan, porque no tenía motivación para ir a bailar en el medio del barro.
Llego a mi casa, y Vicky me escuchó telequinéticamente, porque le dijeron que había una Fiesta Heineken (que se hace una vez al año), y que era en El Pinar, y si tenía ganas de ir. Poco más me faltó saltar de la silla y empezar los preparativos (comer, duchita, elegir ropa –por lo general no me lleva mucho más de 10 minutos, pero de la felicidad me llevó como una hora-, etc).
Nos decidimos a eso de las 00:30 a ir a buscar la camioneta al Parque Posadas, (o sea, nos íbamos a tomar el 582 para ir para allá, pero el servicio nocturno es como a las 3 AM, por lo que nos tomamos un lindo taxi, el loco no entendía nada de porqué nos bajábamos de un taxi y nos subíamos a la camioneta).
Entonces empezamos a recoger gente, primero por Parque Batlle, Malvín, Carrasco, y después de Carrasco, empezamos a seguir a uno que sabía como llegar. Lo más divertido es que debía estar siguiendo instrucciones de Vane, que la izquierda de ella es la derecha del común de los mortales, y que desde el asiento de atrás te dice “doblá allaaaaaá (y señala el allá)”, y nunca sabes dónde es el allá.
A todo esto, en la rambla “del pinar”, nos comimos harto pozo a 80 km/h, pero no pasó nada, la camioneta (una Lada Niva modelo ruso) (porque hay polaco, ruso y no se si lituano, que son diferentes). En fin, la Ladita es una cosa especial, porque apagas la radio y se prenden las balizas o la calefacción, es medio extraña. Pero que no te deja tirado, y si chocas haces pelota al otro, es lo único que tiene de buena.
En fin, cuando llegamos (todos re ilusionados porque no fuimos a la fiesta de veterinaria), había un montón de autos estacionados (eran más o menos las 2 AM), y creo que entre todas las personas que estaban ahí sumaban 60 años ENTRE TODOS. Y yo y mis 6 amigos sumamos más o menos 120 años. Y ya que estábamos en el pinar, no íbamos a volver para atrás, así que (en el ínterin uno se encontró a otro amigo, y nos consiguió entradas) finalmente entramos.
ERAMOS 10 EN TODO EL PREDIO. Y la música electrónica era Chill Out. Para morirse. Ah, y había mesas con sillas en los flancos de la carpa. Según este amigo de mi amigo, años anteriores había gente jugando al rummy canasta, pero después se iban.
Después en esa carpa nos “echaron” con Ceratti, y fuimos a la que fue la pista de electrónica el resto de la noche. Nos habremos quedado por ahí media hora (mucha mucha electrónica me satura, sobre todo el chill out), y salí un rato para afuera, y que me encuentro: muchísima gente, yendo a la carpa de donde habíamos venido, porque estaban pasando “Provócame” de Chayanne. Si SISISI, CHAYANNE?!?!?!?!?!. Que DJ criminal.
Y ta, ahí me dije “Ta, por lo menos no es la cumbia ranchera de veterinaria, pero parece un casamiento”.
Y nos fuimos a bailar Chayanne, los Vengaboys, Acqua, Madonna “Like a prayer rmx”, entre otras.
Al rato, nos encontramos con otra gente, uno de ellos me tackleó, SISISISI, al mejor estilo rugby, y me decía “pintó tackle”, y todos repetían AAAAHHH PINTO TACKLEEEEE.
Por allá divisamos dos columnas (y gente que saltaba en el medio con arnés, elásticos, y un trampolín), y un toro mecánico (que según me enteré eran los que andaban boyando un tiempo en Kibon, y después en Trouville). Y se me dio a las seis de la matina por saltar en el coso ese (veía como la gente se hacía pelota en el toro, y no me vinieron ganitas, por eso me subí en el otro a dar volteretas).
Así transcurrió la noche, sin más vueltas, y volvíamos cantando a coro desaffinatto por la rambla del pinar la trampa y rata blanca, aparte de escuchar a los pajaritos (literalmente, en la 93.9 FM, a las siete de la mañana, pasan pajaritos por la radio).
Y ta, el sábado hay fiesta en Casablanca, pero me duele todo de nunca hacer ejercicio, así que veremos.
Etiquetas: Cosas catárticas, Musical Monsters, Pires propios
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ta, me cae que con unos mariachis y unos djs mas locos haciendo un rave con algunas minas heineken se hubiera puesto loco aquello!!! jajaja pero tambien ya era tarde pa llegar al evento no?? o igual no hubo mucha difusion..
°~ El HéRoE D´Sta PeLíCuLa ~° ® dijo...
29 de marzo de 2007, 13:50
No, en si era temprano cuando llegamos con mis amigos (y eran las dos de la mañana), se llenó como a las 4.
Y en sí, pasaron música que si bien no era digna de una fiesta que marca cierta tradición dentro de la electrónica, no puedo decir que me aburrí. De hecho, nos bailamos todito, jeje. Bsott.
YosoyineS dijo...
29 de marzo de 2007, 15:05