Pires clásicos de una mente casi brillante

Día bueno


Ayer 24 a eso de las 12 del mediodía, ya empezaron las llamadas navideñas y los saludos y los besos. Y en lo que estoy hablando con M., cae G en casa diciendo "Dale que ya es tardee!!", y yo salgo como loca con Vicky.

Y empezamos a caminar con una botellita de sidra, en el camino nos encontramos con N. y S., y al son de los ringtones navideños (Vicky se llevó el Nokia nomelorobannienpedo con los MIDIs navideños que suenan a tarjeta molesta musical navideña), y las 40 cuadras las hicimos cantando Jingle Bells hasta nuestro arribo.

Llegamos a la Ciudad Vieja, pasamos por Bartolomé Mitre, y había parlantes de audio colgados por toda la calle y un montón de gente bailando (tan así que no quedaba ni un espacio libre para pasar hacia el otro lado de la calle, gente bailando arriba de las sillas y mesas exteriores), y nos encaminamos hacia el Mercado del Puerto.

Ni bien estábamos por llegar, veíamos a la distancia las botellas de plástico de sidra que volaban por los aires por todos lados, músicos tocando samba en vivo, y una gran, enorme, masa de gente bailando, y mojando a todo el mundo con sidra.

La verdad sea dicha, es una batalla campal de sidra.

Después de haber estado tres horas ahí, que me hayan bañado en sidra (y yo bañar a diestra y siniestra con sidra), volvimos a Bartolomé Mitre, y nos quedamos bailando unas horas música electrónica.

A la vuelta, ducha vestida y todo para sacarle a la ropa el olor a manzana y cebada (porque también tiraban cerveza), y me tiré a dormir una horita, antes de salir a la cena protocolar de las fiestas con la family.

Nochebuena - Navidad


Después de la cena familiar -que bien que cocina mi primo, por dioooó, me rompí la boca con el pollo a la mostaza-, a laburar se ha dicho!

Mi vieja nos dejó en La City, en donde ni bien llegamos, a preparar la barra, a que me explicaran cómo funciona todo, y a atender gente.

Para ser Navidad, no había la masa de gente que se esperaba en el boliche. Y como se qué llevan los tragos, pero no tengo ni idea de las proporciones, enloqueciendo toda la noche al pobre barman, mientras yo atendía a las cervezas y los tragos simples.

Hubo uno que me pidió un Jameson y ya que se quería ir sin pagarlo, otro brasilero que no entendía como era lo de la consumición, otro que me pedía un mojo de limón, cuando quería un gajo de limón -casi le doy un tequila con limón-, aparte se escucha muy poco con la música al mango, pero no metí la pata con las cuentas y eso por lo menos me deja tranquila.

Cargadas de todo tipo, otros que te hacen señas como si fueran clientes habituales de la barra -y uno los queda mirando como diciendo eeehhhh?-, a las 7 y media de la mañana Vicky y yo salimos, y en el primer banco que vimos en la Plaza Independencia nos sentamos a fumarnos un pucho -entre que no te podés sentar y no podés salir, lo primero que hacés es sentarte-, ver como sale toda la gente de los boliches -los rezagados más bien-, y ver 18 de julio y que no esté ni el loro.

Llegamos a casa -¡al fin!-, y a abrir todos los regalos del arbolito!!

Escribí en el Shoutbox, y ahora a las 5 y media de la tarde recién empecé mi día, de nuevo con las llamadas, besos y saludos -me llamó Z desde Inglaterra!-.

A ver cómo termina hoy....