(Escrito el 02/04/07)
Después del post en el blog –bah, unos días después- tenía ganas de escribir, pero no se me ocurría nada.
Y sigue sin ocurrírseme nada.
Por lo general, cuando escribo para el blog, son o en mis noches de insomnio o cuando voy a publicar algo. Como no tengo nada para publicar, y el insomnio persiste pero los ataques de pensamiento no, no se qué escribir.
Debe ser que mi cerebro se tomóunas vacaciones, ahora que es semana de turismo dijo “Ta nena, me voy de vacaciones una semana, no me extrañes”. También debe ser el zumbido que tengo desde hoy de mañana en el oído izquierdo –que suena a viento playero- el que no me deja pensar, o silencia a mi grillo interior –el que hace cri cri, jajaja-. Cómo jode ese zumbido (es más, estoy escribiendo por osmosis).
Aparte no me enfermo casi nunca, pero cuando me ataca algo, es de los oídos. Es lo que me hace odiar viajar en avión, porque por culpa de mis oídos que revientan de la presión, me lloro todos los despegues, aterrizajes y pozos de aire (es más le tengo más miedo a los pozos de aire a que se caiga o secuestren el avión).
Ta, igual el oído en este caso no me duele, pero molesta espantosamente. Es como pararse delante de la turbina de un avión (valga la redundancia de hipótesis). Es odioso. Y lo peor es que el zumbido se calla 3 nanosegundos, pero vuelve.
Y así no se puede pensar en nada, que es una de las peores cosas que me pueden pasar a mí que vivo pensando –soy por naturaleza una sujeta pasiva, pero de actividad intelectual, o eso me gustaría creer a mí-.
Cómo uno aprecia el silencio cuando no lo tiene. Por eso dedico este post a los que sípueden pensar –aunque sea en la cena-. Aaarrghhh.
Etiquetas: Pires propios
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