No había nada para hacer en Istala, mas que salir a caminar por los caminos empedrados que van por fuera de los muros de la ciudad.
Sin embargo, es poco decir que no había nada para hacer, con todo lo que vivió Aethel cuando volvía a su ciudad natal, caminando por esos mismos caminos empantanados, producto de las incesantes lluvias de los últimos dos meses.
Ah, que sensación de frescura que trae la calma después de la lluvia. Una brisa acogedora, luego de tanto andar y andar.
¿Qué será de Brynn? ¿Habrá llegado a cumplir su sueño?
Etiquetas: Duende Verde
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